lunes, 8 de octubre de 2012

Dibujo en el interior de una mujer.

Tus labios se me acercan despacito y chocan con los míos; un calor electrizante me escala por la nuca. Tus manos buscan su lugar en mi cuerpo y hacen el recorrido: cintura-brazo-nuca-teta. Ay, tu mano izquierda busca algo que parece no encontrar.

¿Mis manos? Mis manos te toman firmemente de la nuca para sostener la cabeza que se bien que estas a punto de perder.

Tus labios y los míos siguen rozándose, mordiéndose, chupándose, recorriéndose con la lengua, se exploran, se reconocen. Se extrañaron.

Tus manos han encontrado el camino, con una sacas el botón del ojal, los separas como abriéndote camino; con la otra me buscas, me buscas entre la ropa, entre los calzones húmedos ya, entre las piernas que te esperaban. Y me encuentras. Me encuentras y me abrazas con la mano tibia, pareciera que se saludan. Con un dedo me tientas suave, esperando una respuesta mía, mis ojos apretados lo son.

Entras despacito pero sin calma y te pierdes con tus dedos dentro de mi, dibujando lo que me quisieras contar con tu boca que calla la mía. Pero no te atreves. No te atreves y ni siquiera sabes que no te atreves.

Y no te atrevas, sígueme dibujando dentro.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Me gusta que me armes

Ya me caché que me gusta que me cuides
Que cuando me caigo y me parto en pedacitos
Que cuando me dejo vencer, vencida
Que cuando me canso de cargarme y me rindo
Vienes a mi a volverme a armar
Vienes a mi a volverme a amar

Ya me caché que me gusta que me sepas de memoria
Que me sepas de memoria y por eso me vuelvas a armar
Tomas los cachitos en los que me rompí
Uno a uno los pedacitos de mi
y los pegas
Uno juntito del otro, casi no se notan las grietas
Pienso yo

Ya me caché que me tiro para que me tires
Que me gusta llamarte desde lo profundo del hoyo al que suelo aventarme

Pero, no te hagas, a ti también te gusta que me endeude contigo,
Que me sienta agradecida y haga que te amo
Y me confunda y seamos amorosos un tiempo

Ya me caché que me gusta que me ames, que me ames así
Rescatándome
Limpiándome
Volviendo a armarme
Volviendo a amarme
Ya me caché. 

domingo, 23 de septiembre de 2012

El poder de los secretos



Yo tenía un secreto muy bien guardado.
Y lo guardé tan bien que olvidé que lo tenía.
Lo guardé tan bien que ni siquiera yo sabía que tenía ese secreto.

Guardaba un secreto dentro de mi, en mi panza, en los ojos en forma de lágrimas que tampoco salían, se quedaban siempre a acompañarlo a él. Al secreto.

Yo tenía un secreto, el secreto de mi origen.
El secreto de mi origen me adormeció los sentidos, me hizo escapar de mi.

Escapé de mi y me volví mi afuera en vez de mi adentro.
Me olvidé de que tenia un corazón y una panza y una mente.
Agudicé mis sentidos para ver lo de afuera, respiraba sin inhalar, me quedé peleada con todo lo que tuviera que ver con mi interior.

Pero no duro siempre.
Como el único sobreviviente de una familia que trata de entrar a su casa en ruinas donde mataron a los demás. Como a tientas, como con miedo, como forzada. Irónicamente saco fuerzas de dentro mío para entrar en mi.

Y a mi secreto que ahora también le llamo papá y le llamo papá ausente a veces y le llamo pendejo otras. A ese lo voy a enfrentar después de haberme enfrentado por dentro.

Carta que me debieron escribir antes de nacer para entenderme

No has nacido aún y ya hay mucha gente debatiendo sobre tu nacimiento.
No has nacido aún y causas angustias y alegrías y frustraciones y miedos.
Y celos y ganas de huir de ti corriendo.
No has nacido aún y ya causas vergüenza y amor de madre y amor de padre que él prefiere reprimir.
No has nacido aún y ya te ocultamos un secreto

Pero cuando nazcas vas a ser un lazo fuerte del cual alguien podrá agarrarse a la vida.
Debes saber desde ahora que el secreto guardado no es para ti, es para mi, para mi que necesito tener bien controlada mi vida, tu vida, nuestra vida.

Tal vez te haga daño con el secreto y con el control y con la burbuja que estoy construyendo a tu alrededor.
Tal vez no tenga ni puta idea de como hacer que nazcas de como cargarte de como guiarte de como abrazarte ni de como quererte. Pero, ¿quién la tiene?
Tal vez de veces el amor que te haga tenerme te haga odiarme y viceversa.
Debes saber también que todo eso vas a tener que aprender a vivir, que la cagué mucho, la cague en todo. Pero hice algo bien, te di mucha fortaleza, mucho amor, enfermizo pero amor al fin.

No has nacido aún y ya te amo tanto que te voy a construir un mundo a parte, un papá y una mamá de fantasía, unos que te amen y una familia perfecta.

Cuando te des cuenta de que todo es fantasía, tendrás fortaleza para averiguar la realidad. O no. Ya lo sabremos después.


Y esa es la carta que me debieron escribir a mi antes de nacer, es la carta que me escribo para entenderme porque no me entiendo y estoy perdida y estoy perdida porque me escondieron y me escondí de mi mucho tiempo.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Como Hansel y Gretel


Despiertas en medio de la cama.
Repasas en la mente lo que harás durante el día. Quitas las cobijas de encima y sales despacito de ellas. Volteas a ver: vacío. Entras al baño a prender la regadera, y de reojo miras los dos cepillos en el lavabo: no te has atrevido a tirar el que sobra. ¿Sobra? Te bañas mientras no te atreves a abrir los ojos, ni a hablar, ni a cantar como antes, no vaya a ser que salga de tu boca, de tu garganta, de tu pecho, de tus entrañas esa canción pendeja que hará desbordar las lágrimas que tanto has guardado para cuando importe. ¿Importa? Sales encuerada y sin secarte dejando huellitas de agua en tu camino, como Hansel y Gretel a ver si así te encuentra. ¿Te busca?
Te miras la desnudez en el espejo y no eres tú, eres ella, eres otra, eres nosotros, eres él. Pero no tú. No estas viviendo viva. 

sábado, 25 de agosto de 2012

A Carlos

Estoy empachada de información de ti, de información de mi.
Regresar el tiempo debería ser legal. Entonces iría conmigo cuando era niña a decirme que haga más preguntas de ti, que investigue más y mejor, que lea todos los directorios si es necesario, que hable de eso, que no importa que incomode a los demás, que no soy huérfana de padre, que si existes, que no te tenga miedo.
Miedo. Miedo es lo que te tengo, miedo a que sigas siendo tan pendejo, tan adorable, tan chistoso, tan amado. Miedo de enterarme que jamás pensaste en mi, que me borraste de tu memoria, a mi y a toda la familia.

Ya me di cuenta de que lo que los calló tanto tiempo fue el dolor que les dejaste, sufrieron tu partida y les prohibieron hablar de eso. Cuando el dolor no se mira de frente y a los ojos y se opta por darle la espalda, el dolor crece y crece y cada vez que crece te empuja a la horillita y ¡pum! tienes que voltearlo a ver para continuar.

Pienso también que ojalá te estés preparando para conocerme y platicar conmigo porque pronto sucederá, sucederá y voy a reclamar el cachito de mi que te quedaste.

Y cuando te tenga enfrente te voy a abrazar fuerte, mis abrazos son violentos, te advierto; te voy a contar que jamás había tenido tan largo el cabello, que tengo tus cachetes y el mismo estilo al fumar, que hoy te hablé por teléfono pero que no estabas, que reviviste, que hice mi tesis en seis meses, que me gusta leer antes de dormir y que a mi también se me ponen rojas las orejas. Que ya me contaron cuando te paraste de cabeza bien borracho para no dejar salir a nadie. Que para que no te odiara, te mataron pero reviviste, reviviste y estamos juntos hoy (ese día, pues) para cerrar cuentas pendientes. Entonces voy a oírte y voy a encontrarme.



miércoles, 20 de junio de 2012

En los lunares llevamos la penitencia

Un día de los que nos gustaba pasar completitos en la cama, encuerados, entre las sábanas con olor a sudor, hamburguesas del Burguer, y shampoo de ayer, apenas dejábamos que se asomara la luz del día entre las cortinadas huladas y se escuchaba allá afuera los sonidos de las rutinas de todos, el perro de la vecina de atrás no dejaba de ahuyar, la vecina que es maestra llegaba, ya eran las dos y nosotros seguíamos cogiendo. 


La espalda que me marcaste con las uñas que te muerdes. Los hombros que en la noche me besaste con besos hipócritas. Los ojos que no me podías mirar por que mientras me coges siempre piensas en alguien más. La cara que me caga que pongas cuando estas sintiendo rico. La hueva que te da cogerme. Mis uñas pintadas a la carrera, con las pinceladas marcadas y que te gusta chupar. 


Seguimos en la cama, hemos dejado el coito y ahora hablamos sin voltearnos a ver, cada quien escucha su propia voz, hablamos de nuestros amigos, de lo grande que la tienes, de lo mucho que me gustaría quererte, de tu mamá, tu closet, mis faldas y fantaseamos con lo que vamos a hacer el fin de semana. Sabemos bien que el fin de semana no nos vamos a ver, vamos a estar empachados; tú de mi y yo de ti y voy a querer olvidarme de este día que compartimos nuestras soledades pero nada más.