viernes, 10 de julio de 2015

Dios me escuchó

No me acuerdo de tu olor.
La imagen de tu cara se ve desenfocada.
Me acuerdo de tus dedos cortos, tus labios chiquitos, tu nariz bonita, el cabello lacio y necio, tus pies planos, tus brazos fuertes, tus piernas flacas y las grandes pompas que yo envidiaba.
Me acuerdo de ti pidiéndome que regresáramos por enésima vez en la alberca cuando bajamos a nadar después de reconciliarnos.
Me acuerdo de ti cuando te despertaba a media noche para tráeme agua. Y lo hacías.
Me acuerdo de ti gritándome "Chinga tu madre"
Me acuerdo de mi colgándote el teléfono una y otra vez.
Me acuerdo de ti desesperado por retenerme.
Me acuerdo de mi odiando todo de ti y queriendo salir corriendo de ahí, de ahí donde estaba contigo.
Me acuerdo de ti esforzándote por atraerme.
Me acuerdo de ti pidiéndome regresar mientras buscábamos caracoles en el mar.
Me acuerdo de mi diciéndote que sí.
Pero no

Me acuerdo de mi buscando más porque lo que tenía no era suficiente.
Nunca lo ha sido.

Siempre quiero más.

Más drama, más venganza, más dinamita, más poder, más maltrato, más dolor. Menos amor.

Me acuerdo de mi pidiéndole a dios (sí, hablo con dios de vez en cuando y sobre ti) que encontraras a alguien que te cuide y te rasque la espalda y te quiera como a mi me aburría hacerlo. Se lo pedí una y otra vez, se lo exigí, se lo rogué. No quería verte rogarme más porque quería no ser parte de tu vida porque siempre sentí que no me merecía tantos cuidados ni tanta atención. Me abrumaste.

Dios me escuchó, encontraste a alguien que te admira como yo nunca pude hacerlo, que te cuida y que espero que tú también cuides. Feliz matrimonio. Feliz vida, mi no amor.