viernes, 13 de abril de 2018

Oraciones para continuar

La fe y yo hemos tenido nuestros altibajos, va y viene, va y viene. La última vez se alejó mucho de mi, se alejó tanto que tuve ganas de ya no continuar, de dejar de estar, me perdí, me detuve petrificada sin saber hacía donde, ni cómo, ni para qué. Siempre me he sentido muy sola, desde los dos o tres años que arrancaba bugambilias en el patio de mi casa para hacerle té a mis muñecas o practicaba trucos de magia para presentarle a mis muñecos perfectamente alineados frente al escenario que construía con mi mesa de madera a los cinco o cuando me sentaba frente a la televisión a ver Pinocho o las películas de Tin tán vestida de niño, como me decía mi abuelo. Pero esa soledad era fértil y deliciosa y llena de colores. La que se siente sin fe es fría y oscura y asfixiante.

Pero seguramente la fe es como el mar y se alejó tanto sólo para volver con toda su fuerza como tsunami y golpearme fuerte esta vez que ha regresado. Este golpe se siente como haber llegado por lo menos a un descanso en el que puedo verme igual de sola que siempre pero con la fuerza que da saber que no todo esta perdido, que al contrario, hay mucho que encontrar porque estoy llena de curiosidad de saber qué otras maneras tengo de amar y de reír y de llorar y de encabronarme y de gemir y de bailar y de escribir y de perder y de tener miedo y de vencerlo y de continuar. De continuar.

Seguramente estoy alejada de la realidad contra la que me siento en lucha constantemente para evitar que me aplaste, seguramente estoy volando alto con estas sensaciones de amor recio. Pero qué sería de la vida si nos mantenemos siempre en la tierra sin probar pedacitos de ilusión que son como rayitos de sol en la cara o bocanadas de aire con las fosas nasales sin gripa después de haber tenido el peor de los resfriados.

Que la fe no se nos vaya demasiado lejos, ni demasiado tiempo porque entonces cómo sobrevivir, que siempre conservemos quien nos ayude a traerla de regreso. Que siempre tengamos ojos para vernos y manos para repararnos y curiosidad para encontrarnos. Que siempre nos tengamos para continuar. Para continuar.