miércoles, 20 de junio de 2012

En los lunares llevamos la penitencia

Un día de los que nos gustaba pasar completitos en la cama, encuerados, entre las sábanas con olor a sudor, hamburguesas del Burguer, y shampoo de ayer, apenas dejábamos que se asomara la luz del día entre las cortinadas huladas y se escuchaba allá afuera los sonidos de las rutinas de todos, el perro de la vecina de atrás no dejaba de ahuyar, la vecina que es maestra llegaba, ya eran las dos y nosotros seguíamos cogiendo. 


La espalda que me marcaste con las uñas que te muerdes. Los hombros que en la noche me besaste con besos hipócritas. Los ojos que no me podías mirar por que mientras me coges siempre piensas en alguien más. La cara que me caga que pongas cuando estas sintiendo rico. La hueva que te da cogerme. Mis uñas pintadas a la carrera, con las pinceladas marcadas y que te gusta chupar. 


Seguimos en la cama, hemos dejado el coito y ahora hablamos sin voltearnos a ver, cada quien escucha su propia voz, hablamos de nuestros amigos, de lo grande que la tienes, de lo mucho que me gustaría quererte, de tu mamá, tu closet, mis faldas y fantaseamos con lo que vamos a hacer el fin de semana. Sabemos bien que el fin de semana no nos vamos a ver, vamos a estar empachados; tú de mi y yo de ti y voy a querer olvidarme de este día que compartimos nuestras soledades pero nada más.