martes, 23 de abril de 2013

Sobre el 23 de abril en El Salvador

El risotto de hoy en el restaurante brasileño de El Salvador no estuvo muy bueno. A pesar de que un colombiano me había comentado que era el mejor risotto que había probado y de que yo ya lo había probado ahí y me había gustado más. Tal vez fue el encierro que tuve en la oficina las cinco horas antes.
Era un risotto con el vino blanco imperceptible y con el pulpo cartilaginoso y los calamares sin chiste. No me lo acabé.

Los días en El Salvador a veces pasan muy lento y a veces cuando veo ya es día de mi flyback. Flyback. Lucho constantemente para no llenar mi vocabulario de palabras gringas pero es difícil, al parecer uno termina por rendirse y se mimetiza con las persona alrededor. Como la colombiana que ya dice "chale" o como yo que ya digo "a saber".

Termino siempre muy cansada y con ganas de tirarme en la cama a no pensar, aunque eso es difícil, uno no puede apagar la mente como apaga la tele, se que para eso hago meditación pero incluso la meditación requiere un nivel de concentración que no siempre estoy dispuesta a tener, pienso que entrenar a la mente es incluso más difícil que entrenar al cuerpo. Pero se siente mucho mejor. Mi jefa, por ejemplo, huye constantemente de la tarea irremediable de reflexionar, por eso habla tanto, pero por eso también exterioriza todo, todo el tiempo. La capacidad de introspección es tan útil como leer, te permite conocerte y animarte a a conocer al otro, lo que te permite crear empatía y así buscar la manera de comunicarte y relacionarte mejor. Veo los frutos del trabajo que vengo haciendo desde hace un tiempo y pienso que de eso se trata esto de vivir.