martes, 4 de abril de 2017

Porque de heridas nos seguiremos llenando

Para ver al amor hay que ser paciente.

Ya van varias semanas que adentro me habita una tranquilidad que no conocía, algo diciéndome que no todo va a estar bien, que siempre va a haber algo desacomodado, algo que punce, algo que reparar, algo incómodo y que está bien, de eso se trata.

Una tranquilidad que me guía lejos de quien me transmite la persecución de la que he sido víctima y victimaria durante tanto tiempo. Cuando alguien se diagnostica de obsesiones compulsivas, se relaja y empieza a voltear a ver el entorno dejando libres los pensamientos. Poco a poco voy soltando las ideas con las que gustaba de atormentarme para darle cabida a nuevas, tampoco es que sea una persona completamente nueva.

No se trata de no saber amar si no de hacerlo de la manera más bondadosa. Porque de heridas nos seguiremos llenando incluso encima de las que apenas están cicatrizando, nos hace falta paciencia y curiosidad para afinar el lente con el que nos miramos en búsqueda de las astillas que alguna vez por las prisas o la vista gorda nos clavamos por ahí, en el camino. Basta con esas dos cualidades para ir midiéndole el agua a los camotes y saber que estamos mejor que antes.

Ojalá siempre nos guíen los anhelos y no los deseos, ojalá disminuyan los juicios y análisis racionales de todo cuanto nos pasa en frente para aprender a ir por eso que nos voltea la panza y nos hace sentir el corazón hinchado y lleno de sangre.

Ojalá la tranquilidad prevalezca a pesar de mi, de ti y de todos los diagnósticos de salud mental.