5 de febrero
de 2015
Voy en el
Fiesta guinda con Mariel, manejando por un pueblo muy parecido a Valle de
Bravo, una pareja, hombre y mujer como de unos cuarenta años, se nos acerca del
lado de Mariel y la mujer nos abre la puerta y muy calmada comienza a echarnos
un spray que adivino es para intoxicarnos, que nos durmamos y abusar (de alguna
manera) de nosotros. Es lo último en tendencia de ataques.
Me doy
cuenta y le grito a Mariel que cierre inmediatamente la puerta, acelero y doblo
a la derecha, enseguida me meto a la izquierda, aprisa porque presiento que
nuestros atacantes vienen atrás de nosotras, a una agencia de viajes que tiene
el servicio de cochera mientras sales de viaje. El señor encargado canoso y
calvo me pregunta a dónde voy a viajar. No hay tiempo para preguntas y salgo
corriendo dejando el coche ahí y arrastrando a Mariel que está como drogada por
el spray. A ella le hizo más efecto que a mí.
Intento
correr pero todo me pesa y guiar a Mariel es más difícil así. Ubico un autobús de
excursiones y le hago la parada, agito los brazos enérgicamente para que se
detenga -¡Por favor, necesitamos subir! ¡Vamos a viajar con ustedes!- Se
detienen y nos dejan subir, nos acomodamos en los asientos para después conocer
que la excursión es a la playa. Siento alivio de que por lo menos huiremos de
nuestros atacantes, aunque estoy muy preocupada por el coche. Si le pasa algo
al coche, mi mamá me va a matar, se va a enojar conmigo aunque, pensándolo
bien, me da más miedo que los atacantes nos encuentren.
Mariel se
durmió por el spray pero yo no puedo hacerlo, debo cuidarnos. El spray me
aturdió un poco pero logro mantenerme despierta todo el camino. Llegamos a la
playa. Disfruto un poco, comemos con los demás y platicamos cosas. Vamos de
regreso, después de darle muchas vueltas, les cuento a los del camión, entre
ellos al organizador, lo que nos pasó y les hablo sobre mi miedo de llegar y
que el señor de la agencia de viajes haya hecho algo contra el coche, que esté
enojado o peor aún, que los atacantes me encuentren.
Llegamos,
todos nos ofrecieron su ayuda y el organizador de la excursión habla con el
señor de la agencia de viajes para que no esté molesto. No lo está. Entiende la
situación y hasta deciden hacer una fiesta porque llegamos, porque no nos pasó
nada, lo atacantes esta vez no lo logaron (normalmente los atacantes hacen
cosas horribles en ese pueblo). Disfrutamos de la fiesta, bailamos en pijama y
la fiesta es en una casa enorme con muchos cuartos, voy de un cuarto a otro aún
nerviosa pero intentando relajarme. Se empieza a correr el rumor de que los
atacantes se han enterado de que Mariel y yo ya llegamos.
Es la
guerra, hay unos soldados robots limpiando de humanos el área. Detectan a los
humanos por su ritmo cardiaco y sus emociones y los desintegran. Creo que puedo
lograrlo y paso entre ellos. Estoy a punto de lograrlo. No detectan mis
emociones porque no tengo. Les llamo la atención, se acercan a olfatearme. Me
revisan minuciosamente, dejo de respirar. No lo logaré, tengo mucho miedo y
necesito respirar. Me quiero reír de los nervios. Se distraen por algún ruido
lejano y huyo. Corro, corro lo más rápido posible aunque mi cuerpo es muy, muy
pesado.
Los
atacantes han dejado de ser un hombre y una mujer como de 40 años para
convertirse en 5 jóvenes atléticos, robustos, vestidos de cuero, muy violentos
y enojados. Nos buscan golpeando en los barrotes de las ventanas de las casas
del pueblo al estilo Naranja Mecánica, asustándonos a todos. Tengo miedo,
oculto a Mariel, me oculto entre un montón de ropa en una recámara. Cambio
constantemente mi escondite, pero siguen sin verme.
Todos los
demás me ayudan a esconderme, me escondo en los estantes de la cocina, bajo una
mesa, en un coche. Me buscan desesperadamente y cada vez más enojados. Tengo
mucho miedo. Encuentro un espacio entre un piso y otro del departamento de la
fiesta, justo donde están las tuberías y pienso que es el lugar ideal para ocultarme,
¡jamás me buscarán aquí! Lo hacen, pero logro ocultarme en la oscuridad. Soy cada
vez más ágil. Me escondo, me escondo, me escondo. Despierto. Es tarde, estoy
aturdida y tengo que bañarme para ir a trabajar.
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