Para que el ermitaño se volviera ermitaño antes tuvo que alistarse
Que rendirse ante si mismo, ante sus voces
Ante lo que piensa, lo que siente
Ante los jalones de ropa que no querían atender antes
El ermitaño esquivó la mirada lo suficiente llenándose de luz
De luz de afuera
De los otros
Hacerse de recuerdos para meterse en si mismo ya con la luz encendida
Ya con los refugios listos
Ya con la canasta y el quinqué bien llenos de gas
Entonces se adentra en sus oscuridades
Se pregunta qué ondas con lo que esta di y di y se escucha a si mismo una y mil veces
Una y mil veces
Una y mil veces
Hasta que lo desenreda, se desenreda el ermitaño
Tiene miedo a veces, quiere retroceder y se detiene
Se refugia, se va y la luz que lo acompaña lo protege, eso y los recuerdos
Eso y las cumbias que pone en las mañanas
Se enfrenta a voces suyas y de los demás y las atraviesa,
porque las cumbias lo protegen, las cumbias que se aprendió antes de memoria